XE se descubrió por primera vez en el Reino Unido el 15 de febrero de este año.
Antes de la XE, necesitamos aprender algunos conocimientos básicos sobre la COVID-19. La estructura de la COVID-19 es simple: ácidos nucleicos más una cubierta proteica externa. La proteína de la COVID-19 se divide en dos partes: proteína estructural y proteína no estructural (NSP). Las proteínas estructurales son los cuatro tipos: proteína de espiga S, proteína de envoltura E, proteína de membrana M y proteína de nucleocápside N. Son las proteínas necesarias para formar las partículas virales. En cuanto a las proteínas no estructurales, existen más de una docena. Son las proteínas codificadas por el genoma del virus y desempeñan ciertas funciones en el proceso de replicación viral, pero no se unen a las partículas virales.
Una de las secuencias diana más importantes para la detección de ácidos nucleicos (RT-PCR) es la región ORF1 a/b, relativamente conservadora, de la COVID-19. Las mutaciones de varias variantes no afectan la detección de ácidos nucleicos.
Como virus de ARN, el COVID-19 es propenso a mutar, pero la mayoría de estas mutaciones son insignificantes. Algunas tendrán efectos negativos. Solo unas pocas mutaciones pueden aumentar su capacidad de evasión infecciosa, patógena o inmunitaria.
Los resultados de la secuenciación genética mostraron que el ORF1a de XE provenía en su mayor parte de BA.1 de Omicron, mientras que el resto provenía de BA.2 de Omicron, especialmente los genes de la parte de la proteína S, lo que significa que sus características de transmisión podrían ser más cercanas a BA.2.
El BA.2 es el virus más infeccioso encontrado en los últimos años. Para la infectividad endógena de un virus, solemos considerar el R0; es decir, una persona infectada puede infectar a varias personas sin inmunidad ni protección. Cuanto mayor sea el R0, mayor será la infectividad.
Los datos iniciales mostraron que la tasa de crecimiento de XE fue superior a la de BA.2, con un aumento del 10 %, pero datos posteriores mostraron que esta estimación es inestable. Actualmente, no se puede determinar que su mayor tasa de crecimiento se deba a la ventaja derivada de la reestructuración.
Se cree preliminarmente que las próximas variantes principales podrían ser más infecciosas que la actual BA.2, pero presenta mayores ventajas, y es difícil predecir con precisión cómo cambiará (aumentará o disminuirá) su toxicidad. Actualmente, el número de estas nuevas variantes es reducido. Es imposible concluir si alguna de ellas podría convertirse en variantes principales. Se requiere una observación más minuciosa. Para la población general, no hay razón para alarmarse por ahora. Ante estas variantes BA.2 o, posiblemente, recombinantes, la vacunación sigue siendo crucial.
Ante la fuerte capacidad de evasión inmunitaria de BA 2. En el caso de la vacunación estándar (dos dosis), la eficacia de las dos vacunas utilizadas en Hong Kong para la prevención de la infección se ha reducido considerablemente, pero aún tienen un fuerte efecto en la prevención de enfermedades graves y la muerte. Tras la tercera vacunación, la protección mejoró significativamente.
Hora de publicación: 14 de abril de 2022